Rutas y Senderos

Rutas y Senderos

Escalada

En el Cancho del Buho, en el que encontramos la Ermita de Nuestra Señora del Castillo, hay 6 vías de escalada deportiva equipadas.

Sus dificultades van del III+ al 6b con unos atardeceres increíbles.

Se ruega respeto y evitar molestias.

No beber del pilón entre el pueblo y la zona de escalada.

Roble del Acarradero (Roble de Romanejo)

En los baldíos de Cabezabellosa, en Tras la Sierra (estribaciones de Gredos),  ya es tradición la ruta que discurre desde el pueblo hasta su árbol singular. Os invitamos a descubrirlo.

            Estamos ante el símbolo vivo del paisaje serrano, nos adentramos en una dehesa muy antigua como cuentan los portes de los robles, nos dicen que tiempo atrás era muy húmeda y ya habitada por los vetones en el s. III a.C., y donde podemos encontrar, a veces escondidas, más de 20 pilas excavadas en granito y que se cree fueran utilizadas para el aprovechamiento de bellotas.

            Acompañados del trino de los pájaros, los aromas primaverales y sus colores, rodeados de cantuesos, tomillos, helechos, zarzales, torviscos, escobas y castaños, caminamos y como si de un águila se tratase divisamos los valles a nuestros pies.

             En el corazón de la sierra granítica, en el paraje de Romanejo, emerge majestuoso, imponente, inmóvil, él, el tótem, el orgullo de un pueblo, el Roble del Acarradero, un roble melojo (Quercus pyrenaica), que por su majestuosidad ha sido reconocido como árbol singular de Extremadura.

            Este magnífico ejemplar de rebollo de no menos de 500 años posiblemente sea el más impresionante de su especie en toda la Península Ibérica, sus dimensiones hablan por sí solas, con una copa que supera los 32 m de diámetro mayor, una altura de 25 m y un perímetro del tronco que oscila entre los 6 y 10  m de ancho. Pero su verdadero valor está en la prodigiosa arquitectura de su copa presidida por cuatro colosales ramas erguidas al cielo que originan una copa globosa y densa con ramas que llegan a apoyarse en el suelo.

            Pero todo coloso tiene su punto débil… el tiempo pasa, han fragilizado su tronco que a duras penas soporta la inmensa carga que le transmiten esos cimales, un vallado perimetral lo protege para evitar que las numerosas visitas sigan dañando el árbol, comprometiendo la circulación de la savia por el pisoteo.

            Posee dos nombres, el más tradicional de Roble del Acarradero, ya que los pastores trasladaban sus ovejas a su abrigo para descansar, sus ramas infinitas y su frondosa copa, dicen, podía cobijar a más de mil cabezas, y el más popular de Romanejo, debido a unos restos de enterramientos antropomorfos tallados en las rocas de las proximidades, que se pueden visitar, y que la tradición local atribuye a una cultura anterior a la Romana y menos desarrollada: la Romaneja, que da nombre al paraje.

            Existen cosas que sólo pueden disfrutarse cara a cara.

 

Descripción Ruta Roble del Acarradero

Comenzamos recorrido en la localidad serrana de Cabezabellosa, junto a la parada del autobús. Un consejo antes de empezar, si hemos venido en automóvil aparquemos en esta zona y no nos internemos en el casco antiguo, pues hay pasos tan angostos que requieren destreeza. Son calles que bien vale la pena visitar, pero andando.

Desde la parada del autobús, veremos la farmacia. Bajamos por esa calle, llamada de la Fuente, y por la que sigue, que es la calle de la Iglesia que, como su nombre indica, conduce hasta dicho edificio. Nos situamos al frente del templo y lo rodeamos por su parte izquierda o lo que es lo mismo, continuaremos por la que sigue siendo calle de la Iglesia. Sólo 100 m. después sale una calleja a la derecha (camino El Regajal al Chorrito), la cual tomamos. A los pocos metros encontramos un lavadero tradicional donde es posible coger agua para beber. Donde uno se puede resguardar tanto de la lluvia como de los rigores del sol. Seguimos camino adelante, que por el momento tiene el piso encementado. 500 m. después del cruce llegamos a un paso canadiense; ahora vamos por un robledal, y nos arropa la sombra de los frondosos árboles. Otros 600 m. y encontramos un doble cruce: primero, giro a la izquierda y de nuevo a la izquierda. (ó siguiendo los hitos azules sin abandonar el camino).

 Comenzamos a ascender y salimos del robledal. Otro cruce más, éste en forma de cruz, y seguimos recto.

Ahora vamos por terreno pelado y podemos divisar Cabezabellosa a nuestra izquierda; mucho más abajo el embalse de Gabriel y Galán y gran parte de los pueblos que componen las Tierras de Granadilla. La subida se empina hasta que llegamos a una puerta metálica por la que salimos a la carretera Cabezabellosa-El Torno. Giramos a la derecha.

 Dicha carretera no es muy transitada pero aun así no iremos por ella mucho tiempo, al menos si vamos andando o a caballo; la abandonamos a los 400 m. por la segunda portera que veamos a nuestra derecha, mientras que las bicicletas seguirán por el asfalto 1,5 km. hasta que vean un paso canadiense a su izquierda. Una vez pasada la puerta seguimos hacia nuestra izquierda pegados a la alambrada. 100 m. más adelante ya es visible el antiguo camino que unía Cabezabellosa con la localidad del El Torno, que conserva incluso parte de su empedrado. Dicho camino va en todo momento paralelo a la carretera y en ocasiones entre paredes de piedra, por lo que no tiene pérdida (Llamado La Calle Oscura hasta El Alto de Las Bobas). Es apenas senda. Los senderistas irán provistos de un buen palo por si hay que quitar de en medio alguna zarza que cierre el paso.

A estas Alturas nos habremos dado ya cuenta de que hemos traspuesto la sierra y por tanto cambiando de divisoria de aguas. El Paisaje que se abre ahora ante nuestros ojos es Valle del Jerte. Y Jerte es el río cuyas aguas se remansan allá abajo, formando el embalse de Plasencia.

600 m llevamos caminando por el accidentado sendero cuando encontramos potable. Caminamos tupida y algo más de 1 km. después de la fuente, ascendemos por una pequeña ladera hasta llegar a una puerta metálica  que se abre a la carretera. Pasamos por ella y justo enfrente, veremos el paso canadiense para la opción ciclista. Lo franqueamos y veremos una pista de tierra que asciende: es la subida al Cerro Pitolero de 1.352 m., donde existe un punto de despegue de parapentes. No subiremos tanto, a los 300 m. del paso canadiense, justo donde la pista hace su primera curva, tomamos un desvío hacia la derecha y seguimos por un camino más llano de aspecto menos transitado. Nos internamos de nuevo en un robledal, cuyos enormes ejemplares presagian ya el árbol que venimos a ver. Cruzamos un arroyo y, un poco más adelante, encontramos una bifurcación en Y. Tomamos la opción de la derecha. Cuando lleguemos a un nuevo arroyo veremos un camino que va hacia la derecha y hacia atrás. Al descender describe una amplia curva y allí, en medio de un claro, nos encontramos con el majestuoso roble Romanejo, quizá el mayor que hemos visto nunca. Hay un cartel de la Junta de Extremadura que nos da una serie de indicaciones respecto al árbol.

 Tras contemplarlo y descansar, volveremos a Cabezabellosa desandando el camino.

 

Ruta al Pico Pitolero (1354m)

Dificultad técnica   Moderado

Tiempo  5 horas 23 minutos

A las Tierras de Granadilla y el Valle del Ambroz les separan del Valle del Jerte los Montes de Traslasierra, la parte más occidental de la Sierra de Gredos en el Sistema Central. En estos Montes el pico más elevado es el Pitolero, 1.354 m de altitud, un faro desde el que disfrutar en 360º del Valle del Jerte, el Ambroz, las Tierras de Granadilla y el pantano de Gabriel y Galán y serranías como Hurdes, Peña de Francia, Sierra de Gata y los Montes de Toledo en las Villuercas Cacereñas. En los días claros podemos divisar además Portugal.

La ruta la iniciamos en Cabezabellosa, una localidad que pertenece a la comarca de Trasierra-Tierras de Granadilla, a una altitud de 840 m . Nada más entrar en el pueblo, unos metros más adelante, veremos una pequeña plaza por la que encaramos la calle de la izquierda y ascendemos hasta toparnos con la carretera que lleva a El Torno y el Valle del Jerte, ahí comienza a la subida al pico Pitolero.

El primer tramo, de apenas 200-300 metros es el más empinado hasta alcanzar el depósito de agua de la localidad, en el resto se suaviza la pendiente. Nada más comenzar el ascenso empezamos a disfrutar de un excelente entorno; lo primero, el propio pueblo de Cabezabellosa y su enclave natural, con la ermita de Nuestra Señora del Castillo sobre el pequeño promontorio del cerro del Búho, que oculta la localidad de la vista de quienes recorren la autovía de la Ruta de la Plata. Durante toda la ascensión disfrutaremos de unas hermosas vistas del Ambroz y las Tierras de Granadilla.

El agua es una constante en toda la ruta, en esta loma de la sierra son múltiples las cascadas, fuentes, riachuelos, pozos y manantiales con los que te cruzas.

 Son 4.5 km de ascenso, salvando un desnivel de 500m, seguidos pero muy suaves, que hacen la subida muy cómoda y tranquila, para llegar al collado de Mingopedro a 1300 m. A punto de coronar, ya ves varios picos de los montes de Traslasierra, el de Cabeza, del Santo y El Fraile.

La buena situación de la cumbre, con vistas a varios valles es aprovechado para las telecomunicaciones, las antenas son un punto de referencia para llegar al pico sobre todo porque en esta zona, desde que coronamos la cima no hay camino trazado y hay que guiarse por ellas para llegar a lo alto del Pitolero.

En la cima nos encontramos el pequeño promontorio que marca la cumbre junto con el vértice geodésico. Y dejamos atrás las tierras llanas de Granadilla para disfrutar del Valle del Jerte, Los pueblos de derecha a izquierda: Casas de Castañar, Cabrero, Piornal y Valdastillas.

Desde aquí arriba es un espectáculo el valle, Plasencia, el pantano…

Una vez arriba y después de disfrutar de las vistas solo tenemos que tomar la pista que baja desde las antenas. Seguimos el descenso por la zona que llaman El Colgado, una pista ancha y cómoda y en algunos tramos, los de mayor pendiente, se encuentra encementada. Según vamos descendiendo la vegetación se cierra y los árboles van apareciendo en pequeños bosquetes de robles.

En el bosque encontraremos viejas construcciones pastoriles y robles centenarios de gran porte. Cuando ya se acaba la pista hay un desvío a la izquierda, donde aparece otro camino que nos llevará a uno de los hitos de la ruta: el roble de Romanejo.

El roble de Romanejo, 600 años, es Árbol Singular de Extremadura, un magnífico roble de tamaño considerable, 25 metros de altura.

Pasamos la cancela que hay frente al roble, cruzamos la carretera y torcemos a la derecha, cogiendo el antiguo camino que unía El Torno y Cabezabellosa, el camino, a ratos de piedra, entra en una especie de portilla que hace la sierra en lo que conocen como La Ventosilla.

El camino discurre paralelo a la carretera, de poco tráfico. Tomado el camino ya nos conduce hasta el pueblo.
 

Es una ruta completa para llevarnos en la retina bonitos recuerdos y bellas panorámicas. También por la zona se encuentran varias tumbas antropomórficas y enormes pilas vetonas; y uno enorme, llamado la barca por su característica forma.

 

Tenemos variantes de la ruta circular. Os mostramos otro ejemplo con puntos de interés:

Dificultad técnica   Fácil

Tiempo  4 horas 42 minutos

 

De Cabezabellosa a Plasencia (o viceversa).

Dificultad técnica   Fácil

Tiempo en movimiento  4 horas 5 minutos

Tiempo  5 horas 51 minutos

Desde la autovía de la Plata a Cabezabellosa, nos iba descubriendo, en cada curva, la inmensidad de la llanura de encinas y robles de las tierras de Granadilla y el perfil suave y azul de las sierras de Francia y Gata. El pueblo está al abrigo de los Montes de Tras la Sierra, a unos 850 m. de altitud, en la divisoria de aguas entre el Jerte y el Ambroz.


Empezar a caminar por los callejones, que salen del pueblo entre viejos robles, algunas manchas de castaños y los cerezos que empiezan cultivarse ya al amparo de su cercanía con el Valle del Jerte.


El camino es una pista de tierra o cemento muy utilizada por los ganaderos del pueblo para atender el ganado con sus furgonetas. A partir del desvío a la izquierda, hacia el Roble Romanejo, empieza el descenso al Valle del Jerte sin perder de vista las laderas y la llanura de la cuenca del Ambroz a la derecha.


En el cruce del Puerto de San Gamello (como referencia tomamos las ruinas de una antigua venta "El Ventorro"), el camino de enfrente sigue a Plasencia por el Santuario de la Virgen del Puerto, y el de la izquierda baja por la Cañada Real de San Polo que viene del Jerte y atraviesa la sierra, para enlazar con la Soriana Occidental y la de la Plata en las llanuras de Granadilla y Aldeanueva del Camino, antes de enfrentarse a la barrera montañosa de la Sierra de Béjar.


Según se baja, el paisaje de robles y castaños va desapareciendo y empiezan las encinas, las retamas y los grandes bloques de granito. Hay que ir abriendo y cerrando cancelas ganaderas hasta la zona soleada donde reponer fuerzas a media mañana, muy cerca ya de las orillas de la presa de Plasencia.

 

La cañada de merinas serpentea por las orillas del embalse cruzando arroyos secos, explotaciones ganaderas de vacuno avileño, caballos, marranos ibéricos....hasta llegar a los restos del antiguo acueducto que abastecía de agua a la ciudad.


Llegamos a los merenderos del embalse donde comemos los bocadillos, mezclados con algunos grupos de domingueros con el coche al lado de las mesas, o al mismo borde del agua para no andar mucho.


Desde la base de la presa tomamos un camino de cemento que bordea el Río Jerte durante cuatro km, por el que llegamos al parque urbano de la Isla. El recorrido libre por la ciudad monumental de Plasencia se integra muy bien en la ruta senderista. Deambular por las calles contemplando casonas, palacios, iglesias, conventos, las catedrales, o tomar una café en las terrazas de la Plaza Mayor, o en el Parador, es un extraordinario final para una caminata de casi 20 km muy cómodos y agradables.