Podemos pasear por una dehesa de roble melojo/rebollo (Quercus pyrenaica), con pies centenarios de enorme porte favorecido por las antiguas podas para el aprovechamiento de bellota.

En la actualidad quizá sea una de las más antiguas del Norte de Cáceres, aunque sufre de la falta de renuevos, y la longevidad de los árboles favorece insectos comedores de madera (otro atractivo) que oradan y debilitan los troncos, que con los vientos y tormentas hacen derrumbar algunos cimales.

Un enclave mágico y lleno de paz, acompañado del trino incesante de los pájaros y cencerros de cabras y vacas, que pastan en ella.

Caminando nos sorprenden numerosos arroyos y regatos. En dirección norte podemos encontrar dos gargantas mayores, la Garganta de La Jara y la de La Cruz de gran tamaño que merece la pena verse sobre todo en primavera, después de las lluvias.